lunes, 17 de noviembre de 2014

Rutitinerario

la portada de Tokio Blues, la carta a Pizarnik, el ordenador vacío, la taza de café matutina, el frío de la calle, el cigarro, el pensamiento que fuma, el metro (demasiadas veces el metro), las propuestas decentes e indecentes, la blasfemia, los ojos blancos con negro llenos de textos relevantes e irrelevantes, la desesperación, "el peso sobre la boca del estómago" y los "inevitables morrongos miaumiau kitten kat", el sexo por omisión que tanto determina, el ensayo, el maldito ensayo sobre el que pesa el vacío existencial, proscrito del universo, fumo fumo fumo pero sin fumar, respiro, la enfermedad en mis párpados que pasa por encima y por debajo de ellos, los libros sin leer, las montañas a lo lejos y el smog, la burbuja de sangre, el Occidente en la clase, ¿el amor?, el cielo, la magia y la desesperación. La portada de Tokio Blues...

A tientas

Esta oscuridad,
¿es imaginaria
o colectiva?

este incendio
este silencio
entre cruces

saltar
saltar
saltar

sé que
la nieve
está
matándonos

¿ayuda?

está
sucediendo




lunes, 8 de septiembre de 2014

Una corta con título largo antes de la escuela/ Machine

Escribir es enviar todas las cartas que nunca se mandaron, escribir es desenterrar todo lo que el silencio sepultó. Escribir es rebelarse, contestar a destiempo; escribir es revelarse a uno mismo su lado más oculto, contarse los secretos, perder su identidad entre líneas, plagio y voltereta. Escribir es la forma más fácil y placentera de perder la cabeza. 



domingo, 24 de agosto de 2014

03:05

Voy a silbar alrededor de la fogata
A tragarme el humo 
volverme fantasma 
Voy a recibirlo con labios abiertos

Voy a perder miedo al paso del tiempo. 

“Yo la sentía temblar contra mí como una luna en el agua”  esa noche no vimos el amanecer, pero sí las estrellas. Brillaban como una sola, no en espiral sino en triángulo. Y yo no la quería a ella, más bien quería a la futura. Pero quizás la futura no existió jamás.

“¿Citaste Rayuela, verdad?”

lunes, 23 de junio de 2014

Sudario

En el barco al que subimos, 
la poesía se cayó. 
Demasiada niebla negra
arañaba nuestras velas; 
jadeaba el viento frío 
cuando ella se marchó. 

No sé cúantas lunas conté
cuando la di por muerta, 
A media asta la bandera, 
todas las voces un eco, 
menos del interior. 

Capitán en su camarote.

Cicatrices en la espalda. 
Ebrio bebiendo la nada, 
ebrio solo en la cubierta, 
ahogado en una botella. 

Cielo negro de estrellas, 
de eléctricas tormentas, 
cielo de pérdidas, 
de estrellas muertas.

Y prendemos el sudario.
Adiós, poesía, 
adiós. 

viernes, 13 de junio de 2014

Palimpsesto

Podría ser tan fácil, sería espectacular... Pero eso es imposible, el tiempo ganará. Entonces sólo espero que cuando vuelva a sonar (¿qué suena?), tú pierdas la vergüenza y grites: 
«¡Creo que voy a empezar a romperme!»

Y ya no me importa que mire la gente. 


Buenas noches.

No sé si alguna vez te he contado
de dónde viene el insomnio. 
Como cuando los niños preguntan
«mamá, ¿de dónde venimos?»
(Me alegro que no sea «¿a dónde vamos?») 

El insomnio nace de muchas formas. 
A veces, voluntario, e inducido.
(Una simple taza de café, se compara a toda una noche sin estrellas) 
A veces hacen falta horas en el día, 
(para pensar hay que robarle a la noche) 
aunque con Funes, ha mentido Borges.
No tiene cura. 

Hay otro tipo de insomnio, 
que siempre tienen los poetas falsos. 
Como yo, que escribo mal de cosas verdaderas, 
como otros, que escriben bien de cosas falsas. 
Es por el simple gusto de tener insomnio. 

Y no sé si “vos” alguna vez hayas tenido tanto, tanto insomnio... 
Parece que la luna se ha dormido, 
y hasta los perros quedaron en silencio. 
Parece que el valle apagó sus luces, 
parece que estás sola en el mundo. 
Y ya nada rima, 
ya nada cuadra, 
ya nada tiene sentido. 
No importa.

¿Alguna vez has estado tan sola, a las quién-sabe-qué de la mañana, esperando a que alguien más se despertara? 

«aún» 
Sabes a quién le escribes ésta carta. 
(¿Poema? Lo que sea) 
Sabes qué bien sienta tener a alguien que te cuide de ti misma.
Aunque la nívola... La niebla, tenga otros planes. 
No digas nada. 
Mañana estaré como nueva. 
Es lo que tienen los insomnes. 
Al menos siempre dicen buenas noches.
Aunque la pasen mal. 
Al menos siempre tenemos buenas vidas.