Soñé.
Soñé una balsa de madera
forjada con mis propias manos,
Tallada de roble y a prueba
De cien terribles corsarios.
Pero tú ya tienes un sable,
Y no necesitas un barco.
[Cuando el día comenzaba a morir, escribió en una botella lo que no pudo decir.
La arrojó al mar para no ser encontrada, y obtuvo en cambio una respuesta encapsulada]
Hoy los cipreses no lloran,
Hoy escribí sin pensar.
Hoy he vuelto a sentir.
Hoy me acordé de reír.
(Y todo, gracias a ti)
¿Cómo te lo puedo decir?
Sólo me queda nadar.
con un poco de suerte en tus ojos
Podría algún día despertar.
(Nos quedan tantas historias que contar/ tantas lágrimas que recordar cómo llorar/ tantas cosas que podríamos hacer sangrar/ tantos recuerdos que busco coleccionar/ que no puedo evitar sino vivir)
Adagio de piano y arpegio de guitarra
que sólo tú y yo escucharemos.
∞