domingo, 30 de marzo de 2014

What I want.

Relámpago.
Impacto. 
(Re)trueno. 

Quiero caminar. 
Vivir de nuevo, 
salir a buscar
alternativas. 
Quiero capturar 
atardeceres, 
no saber qué es
melancolía.
Quiero 
escenarios clichés 
en Central Park,
lugares comunes 
en Turquía, 
aeropuertos 
en Navidad.
Quiero anécdotas
creíbles, 
no tragedias. 
quiero verme de anciana
en el espejo, 
contándole cuentos 
a mis nietos. 
Dormir sin miedo
y brillar de nuevo. 
Quiero poder decir 
«Te quiero» 
sin preguntarme 
si es verdad.  





lunes, 24 de marzo de 2014

Miedo

Anoche tuve un sueño muy extraño. Caminaba bordeando la playa. Dentro de mi sueño, soñaba también. Era sonámbulo. Arrastraba los pies. Mis pies no dejaban huellas sobre la arena, pero sangraban. Y detrás de mí, el rastro seguía corriendo, confundiendose con la espuma del mar. Entonces reparé en que mis piernas se desvanecían: lo sentí. No podía mirar hacia abajo, allí sólo había un resplandor púrpura diluyendose cada vez más. Era parecido al crepúsculo, lo único que mis ojos sin pupilas acertaban a ver. Era el reflejo de lo que quedaba de mi mundo. Estaba cayéndose. Mi cuerpo se borraba. Sólo después entendí qué sucedía. Me estaba muriendo. No podía evitarlo. Me estaba transformando en piedras y arena. Y el púrpura se arremolinó a través de mis ojos sin pupila y se hizo sal. En esa profundidad, dejé de sentir. Estaba muerto.
No recuerdo haber despertado. 

sábado, 22 de marzo de 2014

Abajo.

Insulsa flor de fuego que la imaginaria piel te cede.
Olvido de las horas que contemplas mientras duermes.
Esquivo del dolor de cabeza que llamas resaca.
Presencias la huida inesperada de palabras.
Los huesos se deshacen con gracia natural.
Demuestro que la inercia es un estado mental.
Así trotaron los caballos mientras caían en los riscos,
así declaran los jinetes cuando pierden la cabeza.
Una mañana amanece claro y verdadero,
a la noche siguiente me preguntas si estás muerto.
Prendí las últimas campanas ardientes en este hielo.
Y la sangre bailando fue mi consecuencia.
Dime tú, que pareces responderlo todo,
¿en qué verso se refleja mi estado de conciencia?

lunes, 17 de marzo de 2014

¿Juegas?

Este es el juego: cierra los ojos. 
Nunca creerás que eres real. 
Así es el juego, no hagas trampa. 
Los que miran son castigados.
¿Por qué no pruebas? 
Todos jugamos. 
Y lo sabemos, 
es sólo un juego,
una mentira. 
Porque te alcanza el vacío
y nada ni nadie te mira, 
Nada te puede salvar. 

Sigue las reglas, ¡es fácil! 
no averigües de más,
y si lo haces, no hables 
porque te pueden callar. 

Permita que se pudra, 
¡Todo se muere al final! 
¿Para qué preocuparse? 
Tú estás bien, ellos mal. 

Y amigo, hagas lo que hagas, 
respeta a la autoridad. 
¿Quieres entrar? 
Sé normal. 

[Bienvenido al manicomio número seis, paciente séptimo millón primero; favor de tomar asiento y verificar de nuevo. Dentro de unos momentos le asignaremos un lugar premium en nuestro sistema, ¿me permite su firma borrar? Es ilegal ser soltero, permítame  buscar... Esta señora es decente, ¡y cómo sabe limpiar! Dos hijos excelentes, progreso en la sociedad. ¿Ya cuenta con capi-dinero? ¡Esa carrera no es buena! Mejor estudie derecho. Lo importante es ser moral. ¿Ya escogió religión? Predica-amor, no se engañe, las otras creencias atentan contra nuestra gran hermandad. ¡Ya es usted un buen hombre! Regrese pronto. Nos puede pagar con intereses el precio de su tumba. ¡Hasta luego!]

lunes, 3 de marzo de 2014

Alma

En mi cuaderno de viajes, escribí su nombre varias veces.
Los describía. Estaban hechos de cielos, playas y canciones. Busqué entonces el origen de mi azul identidad, compuesta de casas, mares y personas. Todo era azul y danzante para mí, como el suave jazz de una noche suplicante, ¿de qué? De más.
Me pregunto por qué cuando la gente mira el mar se figura el infinito, y sólo entonces repara en ese enigma, cuando el cielo es otro espejo etéreo que vemos todos los días. 
Y pasan como arena, y el dolor como reloj. Y entonces te das cuenta de que lo único que queda son recuerdos que traspasan en forma de fantasmas, que compartes con la nada. Son como música para los oídos de un alma anciana. Las historias de los viejos y de las fogatas.
Cuando el azul se vuelve negro, ¿qué pasa?

Dime, azul, si puedes escucharme, 
¿qué pasa al final de los pasos errantes? 
Veme, azul, si puedes distinguirme,
y quédate conmigo sólo por las tardes. 

Acompáñame, vamos a caminar por el sendero del mar. Allá, a lo lejos brilla un faro, aunque parece que lleva algún tiempo apagado. Se parece a la sonrisa resignada que es la vida, ¿ves? Se parece a la mano que cede al cigarro, se parece al rostro cansado de un anciano...
 Acompáñame, vamos a caminar. 
Tengo algunas cosas que mostrarte,
colores de montañas que no escalaste.
Tengo algunas cosas que contarte, 
así que dime, azul...
¿puedes escucharme?