lunes, 24 de marzo de 2014

Miedo

Anoche tuve un sueño muy extraño. Caminaba bordeando la playa. Dentro de mi sueño, soñaba también. Era sonámbulo. Arrastraba los pies. Mis pies no dejaban huellas sobre la arena, pero sangraban. Y detrás de mí, el rastro seguía corriendo, confundiendose con la espuma del mar. Entonces reparé en que mis piernas se desvanecían: lo sentí. No podía mirar hacia abajo, allí sólo había un resplandor púrpura diluyendose cada vez más. Era parecido al crepúsculo, lo único que mis ojos sin pupilas acertaban a ver. Era el reflejo de lo que quedaba de mi mundo. Estaba cayéndose. Mi cuerpo se borraba. Sólo después entendí qué sucedía. Me estaba muriendo. No podía evitarlo. Me estaba transformando en piedras y arena. Y el púrpura se arremolinó a través de mis ojos sin pupila y se hizo sal. En esa profundidad, dejé de sentir. Estaba muerto.
No recuerdo haber despertado. 

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