lunes, 26 de mayo de 2014

Diccionario de sensaciones y patologías



Teorema onírico: también conocido como demostración de cosa posible.  Es tener una ilusión, usualmente ligada con otra persona. Su realización demuestra que todos los sueños son posibles, y aleja a la persona del insomnio.

Sequía de ciudad: se produce aleatoriamente, sin necesidad de un evento específico previo. Consiste en sentir que la ciudad no es suficiente, saberse incómoda dentro de ella y querer vivir definitivamente en un lugar más lluvioso.

Carencia de turbulencia: es el temor irracional a no poder marchar de la ciudad. A la imposibilidad de demostración de cualquier teorema onírico.

Fobiautoma: por el contrario de la carencia de turbulencia, es el miedo a salir de la ciudad y que inmediatamente uno de los miembros familiares muera, arruinando así el viaje.

Miedo camaleón: supone adaptarse en un lugar, significa comenzar a existir y a la vez comenzar a morir. Además significa quedarse en una ciudad.

Defensa inorgánica: bruma que cierra los ojos. También conocido como «deseo tanático» o «pulsión de muerte», pero diferenciado por su intensidad.

Oro en la X: enamorarse de alguien sin conocerle todavía. Vivir enamorada de algo y no saber de qué.

Ojos cameliados: encontrar poesía en la mayoría de las cosas. Belleza, esperanza.

Universo infinito: sentir soledad absoluta, imposibilidad de salir de ella, como un astronauta incapaz de regresar a la tierra.

Besoespectro: se basa en la imposibilidad de besar a una persona. Puede ir o no acompañado de besos a otros objetos, para soltar frustración.

Hannibal enmesa: es el horror desarrollado a comer carne, ver personas comiendo carne, ver carne o que exista la carne.

Deshoras: insomnio reflexivo, provocado por la necesidad de entender y digerir las cosas que suceden durante el día.

Vértigo novilunio: imposibilidad de recordar algún evento luminoso, creer que todo es oscuridad.

domingo, 25 de mayo de 2014

Pensamiento sinnexo

A veces las cosas alegres me ponen triste, cómo llegar a la cima de la montaña (decía Nietzsche) y no poder escalar más. No se engañe, no busque respuestas existenciales en los edificios ni en los parques; ni en los libros de filosofía, todo eso es sólo teoría. La vida se compone de momentos, querer definirla supone caer en el abismo de la subjetividad. Agridulce, contradictoria. Entonces, de qué se trata todo esto. De buscar, de buscar no estar solo. ¿Ve a lo que me refiero? Es realmente bello no estar solo, pero no hay nada más allá de eso. No hay nada más que conciertos, sonrisas y un poco de nostalgia al final del día. Así que cuando uno comienza a sonreír quizás también se empieza a morir. Y el mejor ejemplo de ese indicio mortal es el enamoramiento. ¿Para qué enamorarse? para acariciar a la poesía. A través de una persona, confundir las palabras con historias, mezclar los versos con los besos. Besar, besar bajo la lluvia, enterrar los dedos en la arena, no observar el amanecer sin fotografiarlo. El segundo paso: observe. Reconozca que es pequeño porque lo es. Cualquiera que mira las estrellas se da cuenta. Al hombre le gusta más jugar a ser dios que creer en él. Así creamos las jaulas por la envidia de los que tienen alas. A mí los animales me parecen tan bellos, todos son como metáforas de la inocencia. Habría que protegerlos, ¿no cree usted? Qué va a saber usted, es sólo un papel en blanco. Aunque quizás me responda, alguna vez fue un árbol.

lunes, 19 de mayo de 2014

Patria

susurro:
¿Seré capaz de vivir en la ciudad?
¿Seré capaz de vivir?
¿Seré capaz?
¿Seré?

murmullo:
Cuatro son los puntos cardinales
que me atan a esta ciudad.

parecen pedir mi ausencia.
quieren que me vaya ya
Tengo miedo de marchar.
¿No los volveré a ver más?

aquí no puedo volar
las alas, dónde estaban
no, no me quiero caer
soy tan joven

y enterrada.

(¿Aún serás esa, la de los mapas y los aviones,
de libros de idiomas y los coches,
de fogatas en la madrugada?)
silencio.









martes, 6 de mayo de 2014

Nívola (carta II)

Me dijiste que querías ser Entropía, así que he decidido que lo seas. Es lo que tienen los escritores: pueden hacer lo que se les dé la gana. Te escribo tras haber leído las cartas de Cortázar a Pizarnik, y las de Rulfo a Clara; te escribo tras haber comprobado que existe el amor escondido entre las cartas, y la poesía, maldita sea. La poesía existe, y esa existencia debería ser suficiente para justificar la vida. Pero también existe la muerte, y es demasiado grande y demasiado fuerte y tú lo sabes porque la has sentido, así como también has sentido la «la lluvia que te cala los huesos después de un concierto» Porque eres sensible, y tienes ojos y corazón abierto, y te prometo que eso no es fácil de encontrar.
Te contaré lo único que sé (que es a la vez, un secreto), que he descubierto en medio de esta tormenta y de mi barco de madera que se quiebra como los truenos en el cielo y en el mar. Me has dicho tantas veces que la vida duele, y creo que eso lo resume todo; sin embargo, sí, creo que se debe ser ciego para no vivirla. Yo quiero escapar, yo pido más, la eternidad es mucho tiempo. Quiero llegar al vacío-jamás con la vida agotada, con las pupilas muertas, los dedos sin palabras, los pulmones sin un sólo respiro que quieran dar. Quiero llegar a la muerte muerta, que no quede nada de mí, y para ese fin hay un sólo camino, lleno de espinas, lleno de rosas. He visto la devastación, y así compruebo de nuevo lo poderosa que es una sonrisa. Ahora te sonrío con la esperanza en los huesos, esperanza de verte, de encontrarte, qué-sé-yo. En realidad ya te encontré en los versos, en todos los versos porque tú eres poesía. Tú y muchas otras cosas serán poesía, caminar y bailar entre la lluvia es exactamente tú. Es difícil, difícil escribir cuando se siente de verdad y explicar eso, el latido acelerado que no quiere detenerse. ¿Me explico? Sé que no, pero quizás puedas leerme entre líneas, y adivinar lo que deseo decirte, que es más o menos que acabo de descubrir que estarás allí donde sea, pase lo que pase. Que quiero que seas lo que tú quieras ser, que te permitas decidir y caminar. Sé que mi carta no se compara en absoluto con las que mencione al principio, pero no es lo que pretendía, aunque sí es un paralelismo inevitable, necesario. Es la única forma de decirte que te quiero, que también te quiero viva, Entropía, que te miro como quien mira la poesía.