domingo, 25 de mayo de 2014

Pensamiento sinnexo

A veces las cosas alegres me ponen triste, cómo llegar a la cima de la montaña (decía Nietzsche) y no poder escalar más. No se engañe, no busque respuestas existenciales en los edificios ni en los parques; ni en los libros de filosofía, todo eso es sólo teoría. La vida se compone de momentos, querer definirla supone caer en el abismo de la subjetividad. Agridulce, contradictoria. Entonces, de qué se trata todo esto. De buscar, de buscar no estar solo. ¿Ve a lo que me refiero? Es realmente bello no estar solo, pero no hay nada más allá de eso. No hay nada más que conciertos, sonrisas y un poco de nostalgia al final del día. Así que cuando uno comienza a sonreír quizás también se empieza a morir. Y el mejor ejemplo de ese indicio mortal es el enamoramiento. ¿Para qué enamorarse? para acariciar a la poesía. A través de una persona, confundir las palabras con historias, mezclar los versos con los besos. Besar, besar bajo la lluvia, enterrar los dedos en la arena, no observar el amanecer sin fotografiarlo. El segundo paso: observe. Reconozca que es pequeño porque lo es. Cualquiera que mira las estrellas se da cuenta. Al hombre le gusta más jugar a ser dios que creer en él. Así creamos las jaulas por la envidia de los que tienen alas. A mí los animales me parecen tan bellos, todos son como metáforas de la inocencia. Habría que protegerlos, ¿no cree usted? Qué va a saber usted, es sólo un papel en blanco. Aunque quizás me responda, alguna vez fue un árbol.

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