A tragarme el humo
a volverme fantasma
Voy a recibirlo con labios abiertos
Voy a perder miedo al paso del tiempo.
“Yo la sentía temblar contra mí como una luna en el agua” esa noche no vimos el amanecer, pero sí las estrellas. Brillaban como una sola, no en espiral sino en triángulo. Y yo no la quería a ella, más bien quería a la futura. Pero quizás la futura no existió jamás.
“¿Citaste Rayuela, verdad?”
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