miércoles, 1 de enero de 2014

Kendra

¿Cómo te imaginabas?
Así no.
Tigre.
Salvaje.
Libre.
Así no.

Tus dedos a través de la cascada. Alrededor, el paisaje se erosiona. Tus gritos se evaporan. Eres dos ojos pardos escondidos en las hojas. La lluvia baila alrededor de tus pestañas. Quisieras besarla.
Pero no existes.
Eres un fantasma.

No tienes casa.
Por eso viajas, para encontrarla.
Pero te pierdes
si empiezas a buscarla.

Tu pelo a rayas. El recuerdo ominoso de un cielo sin guirnaldas. Un horizonte que entre más te muevas, más se desplaza y se extiende a tus espaldas. Tus garras demudan la carne de gacela. Pero, ¡sorpresa!, la gacela eres tú. Es tuya la piel que sangra, tuyo el aullido que se ahogaba. Eres tú la que se muere cuando muere también el alba.

No eres un tigre, sino un lobo solitario,
aullando herido a la mitad de tu camino.
¿Te desterró la jauría o fuiste tú quien te alejaste?
Ya no lo sabes, pero sabes que es tarde.

Nieva.
Y no importa lo que seas,
Si no corres serás sólo
escarcha estancada en la nieve,
rogando que alguien la rescate.

No resurgirán las auroras boreales.
No se extinguirá el incendio.
Nadie tanteará la dimensión de tu cicatriz,
que vuelve a abrirse y siempre se va a abrir.

Pero sólo tu puedes arrancar ese cuento viejo, roído por las polillas, devorado por las larvas. El bucle de adictos a la misma historia, la voz ancestral que emana la fogata. Viejos fantasmas. Nombres, pero sin su recuerdo. Vidas, pero condenadas.
¡Basta!

Gritaré revolución.
Quizás incluso mi sombra me abandone,
pero no estaré sola.
Estaré yo.

Tigre.
Salvaje.

Libre, a pesar de todo.




                                                 (Jodánse. Haré de este mundo un lugar mejor) 

2 comentarios:

  1. Mátame si eso. Mátame y resucítame. Creo que es de lo mejor que te he leído.

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  2. A mi también me gusta esta entrada. Pero mejor no mueras.

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